Aislamiento térmico

Una casa pasiva permite lograr una temperatura constante y agradable tanto en invierno como en verano sin recurrir a los sistemas convencionales de calefacción o aire acondicionado: la casa „se calienta" y „se enfría" de forma totalmente pasiva. La utilización del calor disponible procedente de la radiación solar a través de las ventanas, así como de la emisión de calor de los aparatos y los habitantes es suficiente para mantener una temperatura interior agradable en el edificio durante la estación fría. El requisito para una casa pasiva es una demanda de calor anual inferior a 15 kWh/(m²a). Esto equivale a un consumo de combustible para calefacción de aprox. 1,5 l/(m²a). En las casas pasivas europeas, la demanda energética total, incluido el agua caliente y la electricidad, debe ser menor de 120 kWh/(m²a).

Además, las casas pasivas destacan por un gran confort térmico. Aunque las temperaturas exteriores se mantengan bajas durante mucho tiempo, la temperatura de las superficies interiores de los elementos constructivos no puede caer por debajo de los valores determinados. De este modo se evita el efecto de la "emisión fría", que surge de la diferencia de temperatura que suele haber entre los componentes de la construcción fríos y el aire interior caliente, y que los usuarios perciben como una corriente de aire.

El estándar para casas pasivas es un enfoque rentable para reducir la demanda energética de construcciones nuevas a un mínimo y, al mismo tiempo, mejorar el confort en las viviendas. El ahorro energético protege los recursos y contribuye a la sostenibilidad.

Las ventanas para las casas pasivas tienen un valor de aislamiento térmico especialmente alto. El coeficiente de paso de calor de la ventana Uw debe ser igual o inferior a 0,8 W/(m²K). En la directiva ift WA-15/2 "Idoneidad para casas pasivas de ventanas, puertas exteriores y fachadas" se regulan los requisitos de rendimiento de las ventanas para casas pasivas. Esta directiva no define únicamente los requisitos relativos a la pérdida de calor de las ventanas y sus conexiones, sino que fija además los valores mínimos para las temperaturas de las superficies para la unión al edificio, el cristal o el área del panel. De esta manera se garantiza el confort térmico en las habitaciones y se evita la formación de condensación. Además, se determinan los requisitos de la idoneidad, que deben demostrarse por medio de ensayos de estanqueidad al aire y a la lluvia, resistencia al viento, resistencia mecánica y resistencia a los golpes en la ventana.

Debido a sus propiedades excelentes de aislamiento térmico y rendimiento, las ventanas con idoneidad para casas pasivas son también adecuadas para la renovación de edificios antiguos o cualquier edificio de nueva construcción.

En estos tiempos, en los que los precios de la energía y las materias primas no dejan de subir, las ventanas modernas ayudan a reducir de forma notable los costes de energía. De esta manera, propietarios y empresas de renovación pueden mirar sin miedo al incremento de los precios del gas y del combustible para calefacción. El aislamiento de cámara IKD® es un paso decisivo hacia la optimización de las propiedades de aislamiento térmico de las ventanas. Así podrá satisfacer hoy los requisitos de aislamiento térmico estatales de mañana.

Desarrollar un sistema con unas propiedades de aislamiento térmico óptimas no es casualidad, sino el resultado de una labor de desarrollo concreta. El éxito nos ha dado la razón. Numerosos cálculos han arrojado como resultado unos valores de aislamiento térmico excelentes. Desde el comienzo, el objetivo del desarrollo fue lograr la idoneidad para casas pasivas según ift en las combinaciones estándar con acero y, con ello, conseguir los mejores valores de aislamiento térmico. Esto se logró mediante la suma de detalles innovadores en la configuración del sistema.